Expresión corporal
Mitad ciencia, mitad herramienta, el estudio de las matemáticas es uno de los pilares de la educación. Como también lo son la lengua, la historia, la tecnología y las ciencias naturales, por ejemplo.
Sin embargo, hay un grupo de materias que, reunidas debajo del amplio paraguas de la expresión corporal, no suelen estar en la primera línea de las consideraciones curriculares.
Pero no es así. La expresión corporal desarrollada a través de, por ejemplo, la danza, el teatro, la educación física o los juegos, tiene un enorme valor educativo ya que no sólo les sirve a los niños en sus primeras etapas de escolarización, sino que les brinda herramientas para toda su vida.
En la analogía más simple, a la expresión corporal se la relaciona con el movimiento del cuerpo.
Esto es cierto porque allí radica una de sus principales virtudes: mediante los distintos tipos de expresión corporal se puede mejorar la postura, el equilibrio y el estado físico general. Este conjunto de beneficios se traducen en una mejor calidad de vida, no sólo de los niños, sino también de los adultos que practican las distintas variantes.
Pero no hay que confundirse, su poder no termina en lo físico. Estefanía Castillo Viera, en su libro “Expresión Corporal en Primaria”, dice que la expresión corporal en la educación puede considerarse uno de los «elementos más importantes para el desarrollo del niño».
La especialista en didácticas integradas explica que la educación a través del cuerpo y del movimiento «implica una serie de capacidades que van más allá de la ejecución simple de ejercicios para englobar capacidades físicas, cognitivas, motrices y emocionales».
Favorece la autoestima y las relaciones
La expresión corporal aporta a las relaciones con los demás y a la autoestima. Un estudio realizado por psicólogos de las universidades alemanas Martin Luther University, de Halle-Wittenberg, y Otto-Friedrich-University, de Bamberg, revela que una postura corporal dominante aprendida a través de actividades de expresión puede ayudar a los niños a sentirse más seguros en la escuela.
Los resultados, publicados en mayo de 2020 en la revista School Psychology International, fueron asombrosos. Los niños que previamente habían asumido una postura abierta evidenciaron un mejor estado de ánimo y una mayor autoestima que los del otro grupo.
Los efectos fueron particularmente sorprendentes cuando se trataba de preguntas relacionadas con la escuela.
Según Robert Korner, psicólogo del Instituto de Psicología de la MLU, uno de los líderes de la investigación, los efectos observados fueron inmediatos, por lo que en futuros estudios analizarán las consecuencias que podrían generar este tipo de «poses de poder» en las relaciones a largo plazo.
¿Qué es la expresión corporal?
La expresión corporal es una forma elemental de comunicación no verbal. Es un conjunto de movimientos de distintas partes del cuerpo que denota o connota pensamientos, sensaciones o emociones. Por separado o todo junto.
Lo interesante de la expresión corporal es que, a diferencia de las distintas lenguas, es mucho más universal y traspasa las culturas.
Una mueca con la boca significa, en general, lo mismo en la mayoría de los países, al igual que muchos otros gestos con el cuerpo o con las manos.
La expresión facial, junto con la mirada, son medios para expresar emociones y diversos estados de ánimo que una buena enseñanza de la expresión corporal puede potenciar.
Las personas que observan y reconocen las expresiones faciales de los demás son más sensibles para comprender e interpretar los mensajes que reciben.
Volviendo a las bondades físicas, la expresión corporal produce beneficios inmediatos, pero también mediatos y a largo plazo. Con el paso de los años, aquellos que se ejercitaron en estas técnicas tienden a ser más saludables física y psíquicamente.
También estimula la creatividad. Técnicas teatrales, por ejemplo, estimulan el pensamiento creativo al utilizar el cuerpo como vehículo para comunicarse con el exterior.
Así, mientras el movimiento corporal fortalece el «envase», el estímulo mental propicia mejoras en la salud psíquica, en el «contenido». Todo esto, combinado, fortalece la autoestima.
Relaciones saludables
Ningún enfoque educativo es lo suficientemente integral ni está completo si no tiene en consideración la relación de las personas con el espacio y las fuerzas físicas que los rodean.
La expresión corporal, en sus diferentes formas, potencia el encuentro del cuerpo con el entorno de forma tal de considerarlo como un todo adecuadamente equilibrado y en armonía con el espacio.
Las diversas técnicas en las que la expresión corporal se aplica en la enseñanza sirven para ayudar a que los niños exterioricen sin complejos sus personalidades, con sus defectos y virtudes, y las pongan en consideración de los demás.
A través del juego, del teatro, de la danza o de la simple práctica de la educación física, las técnicas fortalecen esa relación con el espacio, con los otros integrantes de su entorno y suman a la autoestima de cada uno.
Asimismo, es clave porque la personalidad en los niños pequeños comienza a estructurarse a partir de las experiencias corporales: desde muy temprana edad, las personas se moldean en base relaciones de este tipo, para luego ajustarlas con las experiencias relacionales.
Además, la mayoría de las variantes de la expresión corporal son divertidas, alegres, producen bienestar y, en general, satisfacción personal. Eso atrae como un imán a los niños a las clases.
Basta decir que la expresión corporal es, sin duda, la forma más antigua de comunicación entre humanos. Se utiliza desde mucho antes que el lenguaje escrito e incluso que el hablado.
Tipos de expresión corporal
Hay muchas variantes de expresión corporal. El menú de opciones es tan amplio como especial para cada personalidad.
Es por eso que se debe ser muy cuidadoso a la hora de escoger una opción para un niño, ya que puede ocurrir que aquellos que se sientan muy cómodos en las clases de educación física, no disfruten de la misma manera de las de teatro o danza.
No se trata de encasillar, sino de ajustar las decisiones en cuanto al tipo de expresión corporal elegida a la personalidad de cada niño.
Danza
La danza es una manifestación corporal en la que confluyen todos los factores que configuran el movimiento expresivo. Así la define María Herminia García Ruso en su libro “La Danza en la Escuela”.
Para la especialista, la danza permite un amplio abanico de actividades y de pautas didácticas mucho más allá del baile.
Por esto es muy importante que los educadores sepan seleccionar convenientemente el contenido de las clases para guiar el proceso formativo.
El objetivo de la danza como actividad de expresión corporal es enriquecer el «vocabulario» expresivo, creativo y de comunicación de los niños. No es sólo bailar.
El mismo génesis de la danza, que era utilizada por los pueblos originarios como representación de distintos simbolismos (religión, guerra, relaciones), da pautas de la importancia de su enseñanza como parte de la expresión corporal en una escuela.
Al aprender a expresarse a través del ritmo, de la mímica y de distintas coreografías, los niños incorporan de manera no convencional conocimientos de trabajo en equipo y de comunicación no verbal.
Juegos
El juego es uno de los pilares de la expresión corporal. Se podría decir, incluso, que atraviesa de manera transversal a las otras actividades.
El juego es placer, y lo que se aprende a través del placer se incorpora sin filtros; y para siempre.
Las diversas opciones de juego permiten trabajar la percepción temporal y el ritmo en los niños. Además, por supuesto, ayudan a crear interacciones con los compañeros y a fortalecer lazos a través de la diversión.
El juego aporta a lograr lo que se llama «romper el hielo» en cualquier clase de expresión corporal.
Un punto importante es que permite trabajar con las emociones y a saber sobrellevar situaciones de triunfo o de derrota, y aprender de ellas. Al mismo tiempo, potencia la coordinación dinámica general en los niños.
En una visión más antropológica, se puede decir que los juegos, aplicados como parte de una estrategia de enseñanza de la expresión corporal, permiten transmitir valores propios de la comunidad en la que está inmersa la escuela.
Se trata de actividades lúdicas como instrumento para fortalecer el arraigo y el sentido de pertenencia de los niños a su entorno.
Resumiendo: los niños aprenden jugando, algo que, pedagógicamente hablando, es insuperable.
Teatro
El teatro, además de ser perfecto para ayudar a los niños en el desarrollo de la expresión verbal y corporal, tiene la virtud de estimular la memoria y la agilidad mental.
Por medio de juegos y actividades grupales, el teatro logra que los niños recuerden diálogos y secuencias, al mismo tiempo que les permite resolver situaciones inesperadas a través de improvisaciones.
Mejora la dicción, la autoestima, el respeto y la interrelación con otros. Y algo importante: fortalece el control de las emociones, una herramienta que podría servirles para toda la vida, junto con el hecho de poder desenvolverse sin miedo ante grandes públicos.
Educación física
La actividad física es un instrumento irremplazable en la expresión corporal como estrategia de enseñanza. Es la columna vertebral de la planificación de esta materia y, como tal, encierra algo de todas las otras variantes.
La educación física, bien aplicada, tiene algo de danza, de juego, de teatro y de deporte.
Tiene una función: la formación integral del niño desde un punto de vista amplio que incluye el cuerpo, la psiquis y las emociones.
Según la edad, servirá para sentar los cimientos de la enseñanza a través de la coordinación dinámica general, en el caso de los grados más bajos de la primaria, o para consolidar lo aprendido y apoyar el desarrollo de las relaciones con los demás.
La importancia de la expresión corporal en los niños
En definitiva, la expresión corporal no reemplaza a las matemáticas, la lengua o las ciencias naturales, pero las complementa de manera irremplazable.
Entre sus tantas virtudes, está la de estimular el lenguaje y los sentidos, a la vez que ayuda a fortalecer la seguridad y la autoestima en los niños, algo clave en lo que las materias clásicas no intervienen.
Un niño con alta autoestima y seguro de sí mismo tiene mejores armas para enfrentar la vida y las relaciones con sus semejantes.